viernes, 17 de octubre de 2008

Get Upeado!

Una enfermedad que nadie sabe que es, la fiebre que no baja, la temperatura que baja y sentís el glaciar Perito Moreno, y en dos segundos sube, te sentís en el desierto. Mas allá de las analogías geografícas, también pasa por la cabeza de cada uno.
La ambivalencia en las decisiones se ven limitadas por la cabeza que se quedó sin nafta, se recalentó y se ahogo, aunque le pongas el cebador (te inyectan penicilina) tenés que esperar un tiempo, donde transpirás un tsunami, te sentís deshidratado, la garganta seca, la nariz húmeda. un poco más y podes hacer jueguitos con los mocos y con las ojeras que sentis, esas bolsas que parecen 2 mochilas llenas de algo tan caliente que es capaz de secar y calentar cualquier trapo que te hayas puesto.
Las venas bombeando en la cabeza, las sienes que se te aprietan como cual método de tortura del holocausto, quedarse dormido en la sala de espera, la deseperación y la imposibilidad de poder respirar por la nariz,La tos acompañada de Gallardo, los estornudos inoportunos.
La bolsa con hielo en la nuca, los dolores punzantes que marean en la espalda, los ojos que bailan al compás de una canción que no escuchas y ni siquiera querés escuchar. y todo eso lo tenes que cambiar por una inyección que en principio no duele, pero despúes de una hora... tenés que encontrar una posición nueva para sentarse.

QUENCHI EN TODOS LOS ASPECTOS,
MENOS EN EL MAS COPADO

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